
Esta tarta me cautivó nada más verla y es que seduce con solo mirarla, es del libro "Feast" de Nigella Lawson, una mediática cocinera brítanica muy popular y con unas recetas sencillas y atractivas, esta en concreto fue un flechazo para mí y es que tipo de pasteles inusuales me encantan, me lanzo sin pensármelo a degustar nuevos sabores, es algo que me apasiona.
Uno de los atractivos mayores de esta tarta, aparte de su aspecto, es que entre sus ingredientes se encuentra la conocida cerveza negra Guinness, atípico para una tarta pero tremendamente acertado ya que otorga una textura densa y húmeda al pastel, así como un realce del sabor a chocolate absoluto. Tengo que indicar que no se aprecia el sabor de la cerveza como cabría esperar.

Nigella acierta maravillosamente en la estética de esta tarta intentado similar el aspecto de un pinta Guinness, imitando su cuerpo negro y espuma blanca representada por el frosting. Hay que resaltar que el frosting es perfecto en esta tarta, una unión de queso crema, nata y azúcar realmente exquisita, que contrasta con la intensidad del pastel. Para los que no sois de mucho coronar pasteles con este tipo de acabados quitaros por esta vez esos pensamientos y pobradlo, es el toque perfecto para el completo sabor de esta tarta, imposible prescindir de el si queremos disfrutarla en todo su esplendor.
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Su elaboración es fácil y rápida, como casi todas las recetas de Nigella, sus ingredientes son sencillos, además es de ese tipo de tartas altas que dan gusto verlas y que no siempre conseguimos a pesar de su búsqueda, aquí sale por si sola.
Una de las cosas que me llamó la atención, es que la tarta podríamos decir que presenta dos texturas diferentes, si la tomamos recién pasada unas horas nos ofrece un sabor aterciopelado y muy suave, que se va transformando a medida que pasan las horas en una densidad deliciosa, a igual que el frosting que adquiere una textura densa inigualable.

Desde que estuve en Dublín y visité la fabrica Guinness he preparado muchas recetas con esta mítica cerveza y todas excelentes, la versión dulce era la que más ganas tenía de probar y la que más intriga despertaba en mí.
Aquí os muestro unas fotos de nuestra visita a una de las fábricas de cerveza más impresionantes, la Guinness Hop Store, que se encuentra situada en el corazón de la fábrica de cerveza de St. James's Gate, el hogar de la Guinness.
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Solo ver el edificio principal ya te deja impresionado, es un edificio que se construyó originalmente en 1904 con el fin de albergar el proceso de fermentación de la cerveza GUINNESS, se construyó siguiendo el estilo de la Escuela de Arquitectura de Chicago, que usa enormes vigas de acero para dar apoyo a la estructura del edificio. El edificio albergó el proceso de fermentación de la cerveza hasta 1988, y en noviembre de 2000 abrió sus puertas al público, sumándose a la oferta turística de Dublín.
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Ahora es una atracción turística de 7 pisos dedicados a su historia y la fabricación de esta cerveza mudialmente conocida y en el que se puede descubrir el proceso que se sigue para la fabricación de su mítica "Pinta".
La parte principal del edificio está inspirado en una pinta gigante, que si estuviera llena, contendría nada más y nada menos que 14,3 millones de pintas, Esta estructura de cristal se eleva desde la recepción, en la planta baja, hasta el Gravity Bar, que parece rozar el cielo.
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Durante su recorrido se pasa por el laboratorio de degustación, donde tomas la primera pinta, luego en otra sala te dan la oportunidad de aprender a servir la pinta perfecta, otra más para el cuerpo y justo cuando llegas a la parte superior, el Gravity Bar, te regalan un pinta para que disfrutes desde sus ventanales de las espectaculares vistas de Dublín, sin duda una visita obligada tanto si eres amante de la cerveza como si no.
Esta receta requiere el mínimo ruido y el máximo placer, así que os animo a prepararla y sobre todo a disfrutarla.
INGREDIENTES:
250 ml cerveza negra Guinness stout
250 gr. mantequilla
75 gr. cacao en polvo (utilicé Valor)
400 gr. azúcar
140 ml. de nata líquida para montar
2 huevos
1 cdta. de vainilla líquida
250 gr. harina para repostería
2'5 cdtas. de bicarbonato
Para el frosting
300 gr. queso tipo Philadelpia
150 gr. azúcar glas
360 ml. nata líquida para montar

PREPARACIÓN:
Ponemos en una olla la cerveza a calentar a fuego medio, sin que llegue a hervir, cuando esté caliente le añadimos la mantequilla cortada en trozos y lo vamos moviendo hasta que la mantequilla se derrita completamente, lo retiramos del fuego y lo reservamos.
En un bol ponemos el cacao, el azúcar, la harina y el bicarbonato y lo mezclamos hasta que queden bien ligados todos los ingredientes y de un color uniforme.
En otro bol, ponemos la nata líquida, los huevos y la vainilla líquida y lo mezclamos, con un batidor manual, hasta que nos quede una mezcla uniforme, a continuación añadimos el contenido de la olla, la cerveza con la mantequilla, y lo mezclamos nuevamente hasta integrar bien ambas mezclas.
Una vez tenemos la mezcla líquida terminada se la vamos incorporando a los ingredientes secos y con unas barillas lo mezclamos energícamente hasta conseguir una masa uniforme y sin grumos, quedará bastante líquida, no os asustéis es así, luego solidifica y muestra una textura jugosa y húmeda magnifica.
Pasamos la masa a un molde engrasado y lo introducimos en el horno, previamente precalentado a 180º, durante 50 minutos aproximadamente o hasta que lo pinchemos y veamos que sale limpio.
Una vez transcurrido el tiempo, lo sacamos y lo dejamos enfriar en el molde, para posteriormente pasarlo al plato donde lo vayamos a presentar.
Mientras preparamos el frosting, mezclamos el queso y el azúcar, en la th o con cualquier batidor eléctrico, hasta conseguir una crema suave, después le añadiremos la nata que previamente habremos montado y lo mezclamos con movimientos suaves hasta que estén bien integrados ambos ingredientes, conseguiremos una crema ligeramente untuosa que pondremos sobre a tarta ya fría.
Que la disfruteis.